Alabanza Maxima
LA MUJER EN LA ALABANZA

Víctor González

Hace algunos años, la revista Times sacó un reportaje aludiendo a un estudio científico y las conclusiones a las que habían llegado. ¿Cuál fue una de ellas? Que el hombre y la mujer, son diferentes. Como se expresa en inglés ¡DUH!  Tomó un estudio científico para llegar a esa conclusión. La verdad es que, a través de la Palabra de Dios, El nos muestra que nos hizo diferentes. Muy diferentes. Sin embargo, aunque parezca contradictorio, en algunos aspectos somos iguales. Esto es lo que confunde al mundo, el discernir de acuerdo a Dios, en que somos diferentes y en que somos iguales y que áreas debemos  aprender el uno del otro.  Como creyentes, o hijos de Dios, para El no hay hombre  o mujer.

Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. (Gal 3:28).

Es más, en algunos aspectos en el cristianismo, el hombre toma el rol de una mujer como por ejemplo: somos la novia del Señor, estamos sometidos a  El en cuanto a orden de función se refiere. En el Señor se rompe toda barrera: de raza, de estatus social y de género.

Por naturaleza, a la mujer le es más fácil hacer ciertas cosas que al hombre y viceversa, pero, esto no quiere decir que el otro no lo pueda o deba de hacer. En el área de la alabanza y adoración, esto es una realidad. 
 
El rol de la mujer en la alabanza es de suma importancia. Desde que María, la hermana de Moisés, en Exodo 15:20 tomó la pandereta y comenzó a danzar delante del Señor, nos da una indicación de la disposición de la mujer (en mi opinión, más que el hombre) a alabar a Dios con libertad. David no tuvo problemas en cuanto a danzar o bailar delante de Dios, como lo vemos en 2 de Samuel 6:14-16.

En Lucas 7:36-49, también tenemos el ejemplo de ADORACION de otra mujer que de seguro no llenaba los requisitos ante gente elocuente en las escrituras como los fariseos, que no tuvo "pena" o vergüenza de entrar en la casa de Simón donde habían sólo hombres y hacer algo que los varones en esa casa no hicieron, que era MINISTRAR a Jesús. También, tenemos el ejemplo de María, la hermana de Lázaro, que hizo algo similar, derramando un perfume muy caro en la cabeza de Jesús como una muestra de adoración, mientras algunos de los discípulos del Señor criticaban lo que ella estaba haciendo. (Juan 12).

En nuestras iglesias vemos lo mismo. El grupo de danza y alabantes, en su mayoría son mujeres;  son en su mayoría mujeres. Es la mujer que está más dispuesta a danzar, a levantar las manos, a derramar lágrimas de gratitud, etc. Mientras que el hombre se cohibe en esta área debido a la mala información que hemos recibido desde que nacemos. El dicho que dice que El hombre no debe llorar es algo que se nos ha enseñado y está completamente erróneo. Aunque el hombre y la mujer sean diferentes en muchos aspectos, en muchos otros, no lo son. Debemos  aprender de las mujeres en muchas áreas. Por esta razón, el rol de la mujer es de mucha importancia, porque motiva a los demás por el número de participantes , a motivar a los demás a entrar a la presencia de Dios.

Los hombres necesitamos ser más como las mujeres en  varias áreas, especialmente en la alabanza y adoración en la iglesia.

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